OPINIÓN: INCLUSION - LA CRIATURA PERÚ

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Director: Ioannis Gonzales Oviedo.

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

OPINIÓN: INCLUSION

No se trata de una nueva campaña del gobierno de Ollanta Humala, ni un nuevo partido político, se trata más bien de una palabra que esta de “moda” hace mucho tiempo, pero ¿la ponemos en práctica? ¿Inculcamos el real sentido de la inclusión en nuestros hijos?
El derecho a la igualdad es aquel derecho que tienen todos los seres humanos a ser reconocidos como iguales ante la ley y de disfrutar de todos los demás derechos otorgados de manera incondicional, es decir, sin discriminación por motivos de nacionalidad, raza, creencias o cualquier otro motivo.
Éste derecho hizo posible la Revolución Francesa, junto con la fraternidad y la libertad, inspirada en los constitucionalistas y humanistas ilustrados. Sin embargo, como lo exponen los autores Kenjy Yoshino en su artículo «The Pressure to Cover» y Ariel E. Dulitzky en su ponencia, «A region in Deniel: Racial Discrimination and Racism in Latin America», las minorías siguen siendo víctimas de rechazos. Por otro lado, Dulitzky muestra como el racismo ha sido ignorado en América Latina que ha existido una constante negación ya sea, literal (no existe racismo), interpretativo (No es racismo sino otros factores) o justificado (justificando que no existe o que las víctimas no son víctimas del racismo).

Como bien lo señala la Conferencista chilena Pilar Sordo en una de sus ponencias, analizar este tema es muy complejo y tiene muchas variables, y no quiero disminuir en este pequeño texto la responsabilidad que tiene el estado y los empresarios en trabajar en esto todos los días para hacer de nuestros países lugares dignos para vivir.
Sólo quiero aportar en un punto muy pequeño y que a mi parecer muestra que la desigualdad no es sólo un tema económico sino también de trato al otro, de ver a ese “otro” como un “otro” igual a mí y que le gustaría recibir lo mismo que me gusta a mi recibir todos los días.
Muchos de los que están leyendo esta columna tienen una “empleada” o una persona que les ayuda a hacer las tareas de la casa. A esa persona le entregamos todos nuestros bienes y aspectos más privados de nuestra cotidianidad y además quedan muchas veces a cargo de nuestros hijos, lo que sin duda es lo más importante que tenemos.
Esas personas comparten y ven nuestra intimidad, lavando nuestras ropas, siendo testigo de nuestras peleas y tristezas y también observan casi mudas nuestros éxitos y alegrías. Esas personas conocen nuestras fragilidades y lados más oscuros, juntos con presenciar de lejos nuestras luces y aspectos amorosos.
Difícilmente hay gente que este silenciosamente tan involucrada en nuestras vidas como aquellas mujeres, las que además dejan a sus propias familias para cuidar las nuestras.
La pregunta frente a ellas; es si ustedes saben ¿dónde vive, como vive esa mujer?¿Cómo es posible que no sepamos donde vive la mujer o la persona que cuida a nuestros hijos, y a la que le dejamos en confianza todo lo que somos y lo que tenemos? Es la mínima reciprocidad que esa mujer se merece.
Si supiéramos de la realidad de vida de los que están a nuestro lado y nos importara descubrirla, tal vez en pequeños estándares esa desigualdad disminuiría de a poco y desde el amor por los demás.

Háganse esa pregunta, vean cual es la respuesta y actuemos en consecuencia. Ahora que iniciamos un nuevo año podríamos partir haciendo cosas que hagan sentir al otro importante, reconocido, querido y con las condiciones para que los que tenemos más podamos dar a aquellos que nos colaboran en relación a lo que su dignidad de ser humanos exige en el entendimiento más profundo de mover este circuito desde el amor y el derecho natural que todos tienen de ser tratados y reconocidos como a mí me gusta que lo hagan conmigo.

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