Soy
de las personas que prefieren tomar fotos antes que aparecer en ellas, no
celebrar cumpleaños, no participar en dinámicas grupales, ver, escuchar,
entender y no preguntar; sin embargo las cosas cambian con la llegada de un
hijo en el sentido que te puedes dar una licencia para variar tu enraizadas
costumbres.
Pilar
Sordo, indica en uno de sus artículos que las celebraciones de cumpleaños en
casa cada vez son menos, estoy de acuerdo con ella, son menos las celebraciones
en general porque ahora estamos en la onda de la “democracia familiar” es decir
se somete a votación decisiones que al parecer no son trascendentes como por
ejemplo ¿Quieres que te celebre tu cumpleaños o te compro el ultimo Smartphone?
La respuesta para un púber de 11 años es obvia, el Smartphone.
Aceptamos
la decisión del hijo porque es mucho máscómodo (en tiempo, dinero y esfuerzo) para
nosotros como padres comprar el juguetito tecnológico y compartir un almuerzo
en el patio de comidas de un Centro Comercial de moda, sin tener en cuenta los
recuerdos que debe tener un niño para luego replicarlos cuando sean padres.
Una vez más como bien
señala Pilar Sordo, podríamos nombrar muchos ritos y celebraciones desde que
nacemos hasta que partimos de este mundo y todos ellos tienen el valor
simbólico de ayudarnos a avanzar y a limpiar cada etapa de la vida. Por esto es
que es tan importante celebrar, juntarse, tener todo lindo y vernos hermosos
para abrir nuestro corazón al cambio y a la transformación.
Por eso siempre va a
ser mejor hacer la torta de cumpleaños para nuestros hijos en casa aunque quede
chueca y el dulce de leche manche literalmente la cocina. La torta que compras
en la pastelería es hermosa (casi perfecta) pero no genera recuerdo emocional, lo que lo
genera es la imperfección, eso hecho solo desde el corazón y no desde la
técnica perfecta (el cumpleañero tiene que saber que la torta fue hecha para él
y no en serie)
Tenemos que celebrar,
los cumpleaños, los nacimientos, los aniversarios y todo lo que inventemos para
juntarnos, para decirnos que nos queremos, que nos necesitamos y que nada puede
ser más importante en la vida que los afectos. Es por esto que los ritos son
sanadores porque nos conectan con el amor y con lo mejor que llevamos dentro.
Otro punto
importante, de estos ritos es que son un homenaje a la voluntad, al esfuerzo y
al trabajo realizado. Si yo puedo descansar y tener vacaciones en mi vida es
porque he trabajado duro, por lo tanto si celebro un año más de vida, o un
aniversario como puede ser el caso de un aniversario de bodas porque se ha
trabajado fuerte para llegar a este lugar y es por esto que se hace tan
agradable juntarse, darse las gracias y abrazarse y reconocerse en ese camino.
Tu hijo debe
comprender que algunas veces hay que hacer cosas que no estamos acostumbrados a
hacer para buscar la felicidad colectiva o familiar, encontrar satisfacción en
ver la sonrisa de otro miembro de la familia, esas cosas son invaluables.
Citando siempre a
Pilar Sordo, celebren la vida, y cualquier momento que nos permita sentir que
avanzamos y que cerramos de manera sana nuestros dolores. Esto nos ayuda a
estar más sanos y más plenos y preparados para las etapas posteriores con más fuerza.
Cerrar y abrir ciclos
es clave en el proceso de existir y hacerlo con afectos y con evaluaciones
parece ser clave de un buen vivir.
A celebrar se ha
dicho, a amarnos y a evaluar la vida: siempre hace bien.
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