OPINIÓN: A LA VIEJA CON AMOR

Nos conocemos hace 36 años, momento del que lamentablemente no tengo recuerdo alguno, aunque las emociones quedan impregnadas en el alma, no fue fácil para ambos, (desde pequeño tenia facilidad para ponerte las cosas color de hormiga), pero siempre sabes sortearlas con singular éxito.

Mi niñez transcurrió sin mayores sobresaltos y sabiéndote siempre a mi lado para aliviar dolores físicos como dolor de muelas, alergias, estomago y otras vicisitudes, así como las del alma por aquí y por allá, pero siempre con la seguridad que imprimiste en mi.

Nunca escuche de ti un “Tienes que ser el primero” o “debes ganar siempre”, contigo aprendí (aunque tarde) que la vida no se trata de ganar o perder, si no de lograr nuestros objetivos sin pretender ser mejor que nadie pero no rendirse ante nadie ni agachar la cabeza por mas adversa que sea la situación, procurando en ese proceso de no dañar a nadie, algo que compartes con tu compañero de toda la vida, mi Papá.

Me dejaste (y aun lo haces) tomar decisiones (no siempre acierto, pero allí vamos con la lucha) como aquella a los 14 años cuando correspondía la preparación para la confirmación, les comunique (a ti y a papá) que no me confirmaría porque no estaba seguro de creer todo lo que me enseñaban en el curso de religión del colegio, no estaba convencido (aun no lo estoy) soy cristiano, pero no precisamente un ferviente católico, ante todo ello respetaste mi decisión y eso lo valoro hasta hoy.

Entre otras cosas nació en mi lo que ahora sigue siendo parte de mi vida, la radio, no estuviste de acuerdo (creo que aun no te convences) pero apoyaste mi hobby en aquel entonces, hoy convertido ya en estilo de vida, cocinando rápido los sábados para ingresar a mi turno de la 1 de la tarde y no me vaya sin probar alimentos, cosas  que antes no le daba importancia y hoy si.

Luego vino lo de papá, algo que no esperábamos y de nuevo a montar el caballo chúcaro que se asemeja a la vida misma, era el llamado a ser tu fortaleza, el hombro para descansar (o llorar), sin embargo los roles se invirtieron, tu fortaleza es a prueba de todo incluso de disgustos (algunos los provoque, sin querer queriendo, como diría el chavo del 8)

Eres la madrina de mi boda (junto a papa) y aunque debo confesar que fue una decisión instintiva mas que analizada, no me arrepiento de ello, porque sin ti (y claro esta otras personas mas) no hubiera durado 10 años casado con Mary.

Los años pasan (y pesan) pero los sorteas con excelente humor, hoy 10 de noviembre después de mucho tiempo paso un cumpleaños junto a ti, tiempo que es de necesario y de gustoso cumplimiento, espero que sean muchos más, o al menos los que Dios nos permita en la tierra.

No quiero darte las gracias por todo lo que has hecho (y haces)  por mí, porque seguramente me dirás que ese es tu deber como madre, y como dices: "Una es madre hasta que se va de la tierra". Por lo cual, sólo quisiera darte las gracias por todo lo que me enseñaste con tu ejemplo y tu amor, y que me permiten vivir una vida serena, plena y feliz.

 
Gracias a ti, por haberme enseñado a resolver mis propios problemas, por haberme enseñado a sobreponerme a los mismos, y aprender de ellos, ya que según tú, éstos son los grandes maestros de nuestras vidas. Por haberme enseñado a no sentirme inferior a nadie, sin mi consentimiento; pero tampoco superior. Gracias Mamá Nora.