El gobierno actual enarbola la bandera de la
inclusión social, sin embargo creo que no le caería mal darle una mirada a los
“excluidos”, pues La progresiva utilización del término exclusión en
sustitución del de pobreza por parte de organismo internacionales, no es
algo nuevo, más bien se produjo a partir de los años ochenta debido a la extensión
de cierto consenso en cuanto a la necesidad de superar una visión excesivamente
economicista del concepto de pobreza.
Sin embargo, este cambio de terminología en
el ámbito de la políticaeconómica no parece ser sólo una cuestión de modas
terminológicas, sino que responde a un proceso de transformación de la propia
sociedad. La extensión del término exclusiónen
la actualidad responde, precisamente, a
la existencia de un elevado nivel de consenso teórico sobre la necesidad de
utilizar una concepción que incluya la naturaleza dinámica, multidimensional y
heterogénea del fenómeno.
Por otro lado, de una concepción estática,
que entendía la pobreza como situación de bajos ingresos en un momento
determinado del tiempo, se pasa a una concepción que entiende la
exclusión como un proceso.
De la concepción dual que entendía la pobreza
como una situación que afectaba a un colectivo diferenciado de la sociedad mayoritaria,
se pasa a la diferenciación de una heterogeneidad de espacios situados en el
continuo entre integración y exclusión. La exclusión social se entiende pues
como un proceso de alejamiento progresivo de una situación de integración
social en el que pueden distinguirse diversos estadios en función de la intensidad:
desde la precariedad o vulnerabilidad más leve hasta las situaciones de exclusión
más graves.
Como hemos dicho, la noción de exclusión social
va más allá de la carencia material, puesto que incorpora al análisis de la desigualdad
en la distribución de los recursos socialmente valorados otros aspectos como la
discriminación, la estigmatización, el rechazo social o la debilidad en las
redes interpersonales que contribuyen, refuerzan o alimentan las dinámicas de
expulsión o obstaculización del acceso a determinados espacios, derechos o
relaciones sociales que son el único medio para alcanzar ciertos recursos.
Así, el género, la edad, la procedencia u
orígenes culturales o el estado de salud pueden ser
factores que determinen la situación de exclusión
o inclusión social de una persona o colectivo, junto con la posición económica
y en el mercado laboral, el nivel educativo y el capital cultural acumulado,
las características de la vivienda y del territorio en que ésta se halle, entre
otros muchos elementos.
El concepto de exclusión social así definido
puede aplicarsea los sectores más marginados de la sociedad, los más pobres y
con estilos de vida más alejados las formas dominantes –las personassin hogar-
pero también como hacen otros autores sobre una parte muysignificativa de la
población que, a causa de las transformaciones estructurales que se han
producido en el campo económico, en los patrones sociodemográficos y en las
políticas de bienestar, se hallan en una situación de vulnerabilidad social o
precariedad, ya sea por un proceso de expulsión o por la obstaculización del
acceso a determinados recursos.
De hecho, los obstáculos, precariedades y
exclusiones tienden a acumularse enciertos segmentos de población situados en
las posiciones menos ventajosas de la estructura social: los más pobres, las
mujeres, los jóvenes, los ancianos, los enfermos o minusválidos, los
inmigrantes, las minorías étnicas, etc. El deterioro de las condiciones de vida
de dichos colectivos conlleva una gran dificultad para que puedan actuar y se
consideren a sí mismos como una parte activa de su comunidad y de la sociedad
en general y que, por tanto, puedan desarrollarse como tales.
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