Esta
frase la escuche hace unos 5 años atrás del director académico una academia pre
universitaria (que ya no funciona) en su inauguración; “ya no queremos alumnos marcadores
de burbujas en la hoja de respuestas, queremos alumnos preparados para resolver
problemas reales”.
Parece
que las cosas no han cambiado mucho en la educación peruana, sobre todo en el
servicio que ofertan las mal llamados Colegios Pre Universitarios (en la
clasificación del MINEDU solo hay privados y estatales, el resto no existe) se
sigue privilegiando los logros individuales antes que las competencias
grupales.
Otra tendencia es el
aprendizaje colaborativo que está influyendo dramáticamente en la enseñanza, el
aprendizaje y la indagación creativa de los niños en la escuela y aparece en
las investigaciones como la más relevante desde hace tres años y se proyecta
como determinante en los próximos cinco.
Según Gonzalo Galdos, Especialista
en educación y Presidente Ejecutivo de Futura Schools, en el pasado, la
predisposición a exacerbar la competencia académica entre escolares, creó
recelo hacia el trabajo en grupos o equipos como un fiel reflejo del mundo
real, donde los profesionales podían construir carreras y éxito en base a un
trabajo centrado sólo en sí mismos.
La complejidad y cantidad
de tareas profesionales, que se tienen que abordar en el mundo de hoy,
requieren la capacidad de trabajar en forma colaborativa con otras personas y,
por tanto, las universidades están adoptando en forma acelerada el aprendizaje
colaborativo para formar esta competencia.
Sin embargo, las
recientes investigaciones han comprobado en forma contundente que no existe
razón alguna para no adelantar el desarrollo de esta competencia en la
educación escolar, donde incluso la predisposición de los niños es mayor que la
de los jóvenes universitarios.
La esencia del
aprendizaje colaborativo, es el trabajo
de los alumnos en grupos pequeños, que desarrollan sus propias reglas e
instrucciones, en la tarea de ayudarse mutuamente a aprender de la mejor manera
posible. En esta dinámica de trabajo, lo
único que los alumnos necesitan es un estímulo u objetivo común que normalmente
es facilitado por un tutor o profesor como, por ejemplo, un problema para
resolver, un proyecto para desarrollar, un producto, diseño o servicio para elaborar.
El aprendizaje se vuelve
más eficaz porque la participación de los alumnos en cada grupo no está
condicionada por el liderazgo o iniciativa de los más extrovertidos o
empeñosos, sino que todos pueden y tienen que participar en una forma directa y
muchas veces intensa.
A pesar de todas las
bondades del aprendizaje colaborativo, los especialistas no recomiendan que
esta estrategia sea exclusiva o la única en toda la jornada escolar, dado que
se ha demostrado que se hace más productiva cuando se complementa o combina con
otras estrategias y procesos tradicionales y no tradicionales.
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